lunes, 5 de enero de 2009

Ensayo: "¿Qué pretende usted de mí?"

por Mauricio Ciarrocca
(docente egresado del
IMG, promoción 2007)

Cuando nos enfrentamos a la tarea de definir la diversidad de papeles que juega la escuela, el profesor y el alumno nos encontramos que es diferente lo que enseña la escuela y lo que el alumno aprende.

Para comenzar a escribir sobre mi situación académica relacionada con Lengua tengo que admitir que a pesar de ser una de las materias a la que menos me he dedicado, aprendí a convivir con ella y me animo a decir que hasta me cae simpática, esto no es sólo sacrificio mío, y no quiero que suene pedante: pero mucho se la debo a mi querido Instituto Formador y en especial a Gabriela quien es la docente a cargo de la cátedra, que gracias a su paciencia logró en mi crecimiento; ella me mostró otra forma de ver la materia, en realidad me hizo despojar de mis matrices tan arraigadas en prácticas sustentadas en la instrucción gramatical; para poder construir en cambio habilidades, destrezas, competencias lingüísticas necesarias para nuestro desenvolvimiento en la sociedad.

En mi experiencia como alumno no sólo hemos creado un vínculo pedagógico, sino también nació un vínculo afectivo que cruza las fronteras institucionales.

El trabajo de nuestros docentes se construyó en la cotidianeidad escolar, donde intervinieron de manera central las condiciones materiales específicas de la escuela y las relaciones en el interior de ella. Gabriela nos hizo saber que nos enseñaba, pero reconocía lo que nosotros sabíamos, nos ayudó a aprender, pero también aprendió. En su ejercicio humilde de la docencia las distancias eran discretas y de esa cercanía entre ella y nosotros surgió la necesidad de todos por aprender.

A todo esto me pregunto: ¿en qué consiste enseñar Lengua? Porque es para lo que me estoy preparando.

Para la mayoría de la gente e incluso algunos amaestrados maestros, la educación lingüística consiste en convertir a los niños en adultos típicos de esta sociedad, tan dinámica y cambiante. Para mí la educación de la Lengua significa guiar a los niños para que sean creadores y transformadores de la sociedad en que se desarrollan y den testimonio integral de los aprendizajes escolares.

Los NAP plantean la necesidad de secuenciación y articulación de dos procesos, la lectura y la escritura, sin desconocer que el aprendizaje de estos redunda en el desarrollo de hablar y escuchar, leer y escribir.


Por eso pensar en el modelo de aprendizaje cooperativo nos sirve para alcanzar metas académicas que van desde habilidades básicas hasta el desarrollo del pensamiento del nivel superior y crítico. Es un grupo de estrategias de enseñanza que comprometen a los alumnos a trabajar en colaboración para alcanzar metas comunes.

Tiene como finalidad aumentar la participación de los alumnos, proporcionarles liderazgo y experiencia en la toma de decisiones en grupo. En otras palabras el alumno actúa como docente y como estudiante.

En lo que respecta a mi paso por la institución donde hice mis prácticas de residencia en relación con nuestra perspectiva de enseñanza, construida en el Instituto Formador Docente, puedo concluir que van por dos caminos distintos, lo triste es que está comprobado que no se llega al mismo lugar.

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