sábado, 17 de enero de 2009

Ensayo "Lo que me ha asombrado"


POR RM

Durante este año he atravesado por dos vivencias fundamentales para mi carrera, por eso hoy me he puesto a analizar lo que aconteció en las mismas.

Para hacer un análisis más detallado sobre estas decidí estudiar cada área por separado.

En este caso voy a hacer referencia a una de las materias más importantes e indispensables, no sólo para el contexto escolar sino para la vida misma.

Desde que ingresé en el Profesorado de Primer y Segundo Ciclo de la E.G.B., comencé a mirar a Lengua desde un lugar que no se parecía en nada al que estaba acostumbrada.

A medida que el tiempo transcurría, mi principal interrogante me llenaba de preocupación ¿Cómo se enseña a leer y escribir?

Hasta que llegó la hora de acercarme a la escuela, para comenzar las prácticas de ensayo, fue mi mejor oportunidad para acercarme a la enseñanza de la Lengua.

Cada día de observación se producía en mí un gran conflicto, lo que veía en el aula era totalmente diferente a lo que me habían enseñado en estos años de formación.

Veamos algunos casos, así puedo reflejar cuál es mi postura ante la didáctica del mencionado espacio curricular.

Como dice Kenneth Goodman: “desde mi punto de vista, aprender a leer comienza con el desarrollo del sentido de las funciones del lenguaje escrito.

Leer es buscar significado y el lector debe tener un propósito para buscar significado al texto…”

De acuerdo con esto, no veo cuál es el significado que los chicos pueden encontrar en un fragmento tomado al azar por la docente o cuando pasan al frente del aula y leen en voz alta.

Ver a un alumno titubear, porque no conoce los materiales que lee, porque lo hace para todos sus compañeros que después es tema de burlas y que encima de todo esto, la docente reitera permanentemente que esa nota de lectura, es la nota para cerrar la libreta, provoca una gran bronca e impotencia por no poder hacer nada en esa situación.

No sé si algunos docentes además de demostrar que conocen poco de la manera en que se enseña, en este caso la lectura, se olvidan que los chicos con los que trabajan son, por sobre todas las cosas. personas.

Creo haber aprendido que leer en voz alta es un aprendizaje y como tal no debe ser tenido en cuenta como una evaluación. Debo desarrollarla en un contexto significativo; es decir, lo puedo realizar para comunicar algo a los demás desde las reglas de un juego hasta para leer una noticia que nos interesa a todos, pero de ninguna manera leer para que a mi lectura la evalúen con una nota.

Así como esta realidad, encontré varias durante mis dos experiencias.

Una de las que todavía estoy pensando, es ¿Qué será de ese niño al que la docente le dijo: - mejorá la letra que no se te entiende nada, si me volvés a entregar el examen así no te lo corrijo?

Parece un tanto exagerado pero es lo que se vive en el aula.

En mi estadía en la escuela no vi momento alguno en la que se haya hecho algo para mejorar la escritura de ese alumno.

Que el abecedario esté pegado en una de las paredes del aula no significa que sea la herramienta perfecta para que los chicos no cometan ningún tipo de error.

Muchas veces escuché decir “fíjate en el abecedario cómo se escribe”. Acaso el abecedario habla y yo no me di cuenta.

Me vi reflejada en esta situación por eso hoy como casi una docente una de las falencias que me preocupan es esta “la escritura”.



Entonces ¿cómo se aprende a escribir?

Según Cassany “Escribir es un proceso complejo de construcción de sentido no es la acción de poner en la hoja distintos signos y letras.

La enseñanza y el aprendizaje de la Lengua escrita, es inseparable de la actividad metalingüística puesto que el objetivo no es sólo lograr que los alumnos utilicen el lenguaje escrito, sino que desarrollen un conciencia de lo que hacen, una especial atención sobre el qué decir y cómo, que sean capaces de determinar cuándo sus combinaciones son correctas, adecuadas o afectivas, y que puedan analizar sus componentes y reflexionar sobres sus variaciones. De esta manera el lenguaje es objeto de reflexión y análisis, a la vez que un instrumento de aprendizaje.”

Como plantea nuestra Profesora Licenciada Gabriela Monzón “…si alguien antes no te ayuda a elegir, te muestra que leer es apasionante, divertido y vale la pena, que te deja optar por que libros querés leer” difícilmente pueda encontrar el verdadero sentido a lo que estás haciendo y con la escritura pasa lo mismo.

Si un niño siente que escribe por obligación, seguramente no va a realizar ningún tipo de reflexión y análisis para encontrar las fallas en la escritura y más aún cuando el docente tampoco la promueve.

Según Teberosky y otros autores, “el modelo de enseñanza – aprendizaje de la escritura se apoya sobre determinados principios. En primer lugar, se aprende a escribir escribiendo.

Por otra parte, en tanto que la lengua escrita es un aspecto fundamental en la institución escolar se efectúan dos tipos de actividades: se escribe a partir de determinados objetivos y se realiza una actividad de aprendizaje de las particularidades del género del texto que involucre la tarea”.

Unos de mis días de observación tuve la oportunidad de ver a los alumnos escribir un cuento.

Noté que la consigna no fue clara para los chicos, porque la intención de la docente era que ellos redactaran uno a partir de uno ya leído. Luego de unos días cuando unos de los chicos vinieron con él armado, se pegaron en un afiche en la pared del aula, y ahí directamente fue el triste final de los relatos.

Ahora me pregunto ¿lo hacemos por ocupar el tiempo en “algo” que después llamamos producción o para decir “mis chicos escriben cuentos”? De cualquier manera es un disparate. Esta “actividad” para llamarla de algún modo de ninguna manera es una situación de “escritura”, es simplemente una fantochada que no engaña a nadie.

Se evidencia en ella el presupuesto transcriptivista de la lengua escrita como transcripción de la oralidad es por esto que no se observa ningún momento de corrección, ni re- escritura, ni lectura compartida con el resto de la clase para reflexionar sobre los problemas que se presentaban. Se pegó en un afiche en la pared en la que nadie ni siquiera por obligación miró.

Cómo expresa nuestra profesora licenciada Gabriela Monzón “Con leer de vez en cuando una carta, un cuento o una noticia aislada, en incluso con anotar sus características, los chicos no se transforman en eficientes lectores y escritores.

Tendrán que escribirse y leerse muchos textos para aprender la lengua escrita, pero además tendrán que escribirse y re-escribirse en un proceso que va desde la reflexión a la sistematización y a la puesta en uso continua de la reglas de la lengua.”



Uno de los objetivos principales que me propuse a la hora de enseñar Lengua, es que los chicos puedan reflexionar sobre lo que trabajamos, no que les resulte una actividad aislada sin ningún tipo de sentido.

Con las herramientas que me brindaron durante los tres años de carrera desde las diferentes disciplinas y específicamente desde Lengua y su didáctica, además del permanente vínculo con mi profesora a través del Apoyo a la Residencia durante este período mi miedo de no poder con esto fue desapareciendo con el transcurrir de los días en las escuelas.

Creo que si uno siente interés por lo que eligió, no es en vano preocuparnos porque los alumnos se apropien de los nuevos conocimientos, de que descubran otros, de que reflexionen sobre los mismos, de que los asocien a los que ya tienen, es más, es nuestra obligación por el compromiso que asumimos con esta carrera.

Como futura docente me propongo mediar entre los sujetos y el objeto de conocimiento, orientando a los chicos, no mostrándome como única portadora del saber.

Estas son algunas de las convicciones que me brindó el Instituto, soy consciente de que debo capacitarme y actualizarme a lo largo de toda mi carrera pero creo que cuento con las herramientas necesarias para dar mis primeros pasos como docente. Por otro lado esta cátedra me aportó mucho para lidiar con la vieja postura tradicionalista.

Por todo esto me siento en una profunda deuda con la institución que deberé saldar en parte mostrando el profesionalismo para el cual me he preparado.



BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

MONZÓN, Gabriela. “Los 10 malentendidos de la enseñanza de la Lengua”. María Grande, 2007.

CASSANY, Daniel. Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir. Paidós, 1997.

GOODMAN, Kenneth. “El proceso de lectura: consideraciones a través de las lenguas y el desarrollo”, en FERREIRO, Emilia y GÓMEZ PALACIOS, Margarita (comp.) Nuevas perspectivas sobre los procesos de lectura y escritura. Buenos Aires, Siglo XXI, 1994.

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