domingo, 1 de febrero de 2009

Ensayo "¿Cuál es la aparente preocupación de la escuela?"



POR RL

Promover la lectura y la escritura parece ser una de las preocupaciones que pululan por las aulas argentinas o al menos se escucha a los docentes afligidos por los rincones decir: “los chicos no leen nada”, “¿cómo hacer para que lean?”, “los chicos salen de la escuela sin saber leer, ni escribir”.

Esta es una realidad que por supuesto no se puede negar, ahora bien, yo me pregunto ¿De quién es la responsabilidad? Será quizás que en este sentido también se va a buscar culpables externos: la familia, la situación económica, y bla, bla, bla… todas cuestiones que sabemos que influyen pero… ¿Quiénes son los verdaderos responsables? ¿No son acaso los docentes que han asumido la responsabilidad social de “alfabetizar” con todo lo que ello implica y malgastan energías quejándose de cosas cuya solución no está a su alcance en vez de concentrarlas en lo que realmente tienen incidencia, que es todo lo que en el aula ocurre? Parece que los docentes son incapaces de reconocer que sus propuestas pedagógicas tienen que ver con el fracaso de los alumnos y tienden a descargar en ellos o en el entorno la “culpa” del mismo.

Permítanme contarles una situación vivida durante las observaciones de mi residencia y después me contestan si es cierto o no que sobran en el aula oportunidades para favorecer la lectura y la escritura y sin embargo las desfavorecen:

Luego de corregir las actividades los alumnos guardan sus útiles y sacan del armario sus alfombras o almohadones para la hora de lectura. Me puse muy contenta al ver que formaban una ronda y se disponía un clima agradable y pensé: _ “Ahora sí, ¡A disfrutar de la lectura!, debo reconocer que me sorprendió tal situación ya que hasta entonces no había visto en las aulas nada de lo que nos enseñó nuestra profesora sobre la didáctica de la lengua de la que les voy a hablar más adelante. Pero… chau disfrute, no resultó así, era sólo una actividad planificada para tomar lectura en “voz alta”. La docente les asignaba una lectura o cuento para que lo practiquen en su casa, leían un pedacito cada uno y los demás debían estar atentos porque podía tocarles el turno en cualquier momento.

Los chicos se quejaban de no escuchar a los compañeros y de no poder seguir con la vista la lectura.

¿Podrían acaso así realizar alguna construcción de sentido? ¿Podrían de esta manera sentir placer al leer? ¿No son acaso estos mecanismos de control los que divorcian a los chicos de la lectura? ¿Como podrán convertirse en escritores eficientes, apasionados, críticos, voluntarios, etc. si antes no fueron lectores con iguales características?

¿No será tiempo, entonces, de que la educación deje de lado esa “preocupación aparente” por “construir” lectores y escritores para comenzar a ocuparse de favorecer espacios para la lectura y la escritura con fines comunicativos reales, al igual que en la vida cotidiana? Ya es tiempo de que la escuela se dé cuenta de que aunque uno de sus fines es “preparar para la vida”, muchas de sus prácticas son difícilmente sostenibles afuera de ese ámbito y obligan al alumno a manejarse en un doble código de conducta: “lo que sirve para la escuela y lo que es útil para la vida fuera de ella”.

La actualidad exige un cambio de paradigma, un cambio de enfoque por eso en vez de pensar sólo en “construir lectores y escritores”, repito, es necesario tener en cuenta cómo la lectura y la escritura ayudan a la persona a construirse, a descubrirse, a hacerse un poco más autora de su vida y sujeto de su destino.

Disculpen si me he excedido, si me he ido por las ramas, pero considero inexorable plantear los fundamentos del contexto social e histórico que demandan el cambio por que como dice Frank Smit “la educación apostó al caballo equivocado” y es hora de cambiar la apuesta.

Pero este cambio como plantea nuestra profesora la Licenciada Gabriela Monzón “…exige determinado rol docente: el de experto. No sólo experto lector y escritor, sino especialista capaz de hacerse cargo de la transposición didáctica y la coordinación adecuada y eficiente de situaciones de enseñanza y aprendizaje”. De lo contrario se seguirán viendo en las aulas situaciones como las que describí, que tal vez intentan acercarse al enfoque activo- reflexivo y a una concepción no transcriptivista de la lengua escrita sólo ambientando la lectura con almohadones y rondas, porque parece ser que los docentes están convencidos de estar alfabetizando desde esta perspectiva, pues al intentar convencer o argumentar sobre algunas cuestiones, contestan “eso es lo que hacemos”, pero la lectura en “voz alta” es una práctica pedagógica del modelo transcriptivista que considera la lengua escrita como transcripción de la lengua oral, por lo que leer es igual a decodificar, identificar grafemas y producir sonidos.

La lectura en voz alta no es la única práctica que se ve en las aulas por estos días, sino que abundan actividades mecánicas y memorísticas como armar oraciones sin sentido que nada dicen de la realidad de los niños, marcar o extraer adjetivos, sustantivos y verbos en un “texto”, llamémosle así aunque sabemos que la mayoría de las veces sino todas, no cuenta con los siete niveles de representación de sentido de los que habla Jolibert y podríamos seguir un largo rato enumerando este tipo de prácticas pedagógicas.

Brilla por su ausencia en todas ellas la etapa de reflexión necesaria para relevar los saberes previos de los alumnos, sus hipotetizaciones porque cómo ya quedó comprobado por los estudios realizados por Ana Teberosky y Emilia Ferreiro acerca de la psicogénesis desde mucho antes del ingreso escolar el niño comienza a cuestionarse el valor y las características del código con el que está en permanente contacto en la vida cotidiana. Sin reflexión es imposible arribar a una sistematización y mucho menos consolidar y profundizar saberes. Todas las etapas son necesarias de ser desarrolladas en una situación de enseñanza, sin ellas no hay construcción de aprendizaje y si no hay aprendizaje podría decirse que no es válida la enseñanza. Esta queda relegada a la imposición de conceptos que son el punto de partida y nunca de llegada, y a la repetición de actividades para fijar los mismos. En cambio desde el enfoque activo- reflexivo la enseñanza se focaliza en los procedimientos que suponen el aprendizaje de determinados conceptos, estos se convierten de esta manera en el punto de llegada.

Podría decirse que estas prácticas no tienen en cuenta que la alfabetización no inicia con el ingreso a la escuela, ni termina con la escolarización sino que es un proceso fundamentalmente social que dura toda la vida.

Una concepción superadora presupone otra forma de concebir la enseñanza, el aprendizaje, el sujeto y el objeto de conocimiento. La lengua escrita como objeto de conocimiento es considerado un código independiente; la lectura como un proceso en el que el sujeto interactúa activamente con un “texto” no lo consume pasivamente, se lo apropia, lo interpreta, modifica su sentido, es decir construye su propio significado; la escritura como proceso psicolingüístico de construcción de sentido en el que se pone a funcionar sus propósitos y los distintos saberes en el proceso de representación.


Ahora bien no si ustedes entienden igual que yo que aunque se aparenta una gran preocupación por lograr la “alfabetización” nada parece estar haciéndose o al menos lo que se hace no está dando buenos resultados es por ello que debemos proponernos firmemente comenzar a ocuparnos y asumir el rol de alfabetizadores, que evidentemente de fácil no tiene nada, pero contamos con las herramientas y el apoyo de nuestra profesora que deberá sin duda seguir acompañándonos.

BIBLIOGRAFÍA:

MONZÓN, GABRIELA. Artículos Varios en Dossier de materiales bibliográficos de Lengua III. María Grande, 2007.

“Cómo comprendemos” (a partir de SMITH, Frank, Comprensión en la lectura) en QUINTEROS, Nucha y otros. A la hora de escribir…textos. Buenos Aires, Siglo XXI, 1994.

GODMAN, Kenneth. “El proceso de lectura: consideraciones a través de las lenguas y el desarrollo, en FERREIRO, Emilia y GÓMEZ PALACIOS, Margarita (comp.) Nuevas perspectivas sobre los procesos de lectura y escritura. Buenos Aires, Siglo XXI, 1994.

FERREIRO, Emilia “Desarrollo de la alfabetización: psicogénesis”, en GOODMAN, Yetta (comp.) “Los niños construyen su lecto-escritura”. Buenos Aires, Ed. Aique, 1992.

LERNER, Delia. “Es posible leer en la escuela”, en lectura y vida, año 17, Nº 1(marzo de 1996)

5 comentarios:

Daro dijo...

Gabriela, la única enseñanza valederamente sobresaliente que se puede rescatar de un profesor, es que logre que el alumno lea. Quién haya conseguido esto, debe sentirse fortalecido, pues ha cumplido con su tarea de docente!!!
Quizás en el profesorado deban hacer hincapié en esto.
Te hago una sugerencia desde mi humilde lugar, ¿Porqué quienes estudian la pedagogía, solo toman en consideración sus apreciaciones personales (las de los docentes) a la hora de resolver conceptos? ¿No sería mucho más rápido y eficaz que consideraran también la posición de los alumnos, no con deducciones, sino interactuando con ellos de manera explícita? Considero que podrían sacar mucho mayor provecho de esta forma y creo que es este el único camino que hay para resolver los enigmas de la "mala educación" !!!

Te sigo y te espero en mi blogs!!!

Gabriela Monzón dijo...

Hola Daro!!!
Creo que una de las únicas cuestiones de las que puedo vanagloriarme (si es posible quizá hacerse acreedor de algo como eso, cuando los misteriosos caminos de las palabras son inasibles) es que he contagiado las ganas de leer, y hago lo posible porque el otro pueda hallar en los libros algo que considere que está dirigido a él. Yo creo que no es que a la gente no le guste leer, es que aún no halló "el libro" que estaba destinado a su persona.
En Nivel Medio y en el Profesorado y en cada lugar en que transcurre mi vida lo único que puedo ofrecer es mi pasión por la lectura y la escritura, no mucho más...
Y con respecto a la visión del alumno... es un justo reclamo, es el eterno reclamo mío también, pues en cada carrera que he seguido me he preguntado qué lugar ocupaban mis saberes, mis intereses, mis necesidades para mis docentes y desgraciadamente hallaba que no importaban, intento no repetir el esquema absurdo.
Ya he andado por tu blog... y he quedado anonadada, pero no comenté ya que sentía que nada podía decir que no te hubieran dicho ya...
Besos
Gaby

Daro dijo...

Gabi, debes sentirte reconfortada por incentivar la lectura! Pero créeme que estará pendiente en ti mi denuncia, se que tienes muchos contactos (Haydee, Mauricio y Demás) prioricen sacarle el máximo provecho a los alumnos lo demás es trivial!!!
Nadie mejor que ustedes para luchar por la educación, que es el único camino para sacar el país adelante, cuenta conmigo!!!

Un abrazo, te sigo!!!

Mónica M. Palacio C. dijo...

Hola. Gracias por decirme si la fotografía que usaron en el articulo (en la parte superior, la persona leyendo con libros apilados)está protegida por derechos de autor y en caso de ser así, por favor informarme con quién puedo hablar para hacer con ella la imagen de un seminario sobre lectura y escritura.
Muchas gracias por sus reflexiones y ayuda.

Anónimo dijo...

Recientemente me encontré con tu blog y he estado leyendo a lo largo. Yo pensaba que iba a dejar mi primer comentario. No sé qué decir, excepto que he disfrutado de la lectura. blog de Niza.